CREPUSCULO

El sol tocaba en su ocaso,
y la luz tibia y dudosa
del crepúsculo envolvía
   la naturaleza toda.

Los dos estábamos solos,
mudos de amor y zozobra,
con las manos enlazadas,
trémulas y abrasadoras,

contemplando como el valle,
el mar y apacible costa,
lentamente iban perdiendo
color transparencia y forma.

A medida que la noche
adelantaba medrosa,
nuestra tristesa se hacia
mas invencible y mas honda.

Hasta que al fin, no se como
yo trastornado, tu loca,
estallo en ardiente beso
nuestra pasión silenciosa.

!AY¡ al volver suspirando
de aquel éxtasis de gloria,
¿que vimos? sombra en el cielo
y en nuestra conciencia sombra.

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